
Del amarillo al negro de sus playas, del radiante sol a la noche más enigmática, de los paisajes playeros a la majestuosidad del Teide y todo ello aderezado por su rica cultura isleña. Tenerife es una piedra preciosa que cada viajero talla a su conveniencia y siempre con el mismo resultado: muchas ganas de volver.
Que las playas de Tenerife te sorprendan es fácil, pero decir cuáles lo hacen más es tarea complicada. Tres ideas dispares, pero igual de atractivas que no te dejarán indiferente.
Enclavada en el Parque Rural de Anaga, de arena negra y protegida por uno de los vergeles más salvajes de la isla. Sus sobrecogedores acantilados serán poesía para tu cámara de fotos.
Otra de las cosas que nunca dejan de sorprender de La Costa del Sol es la calidad y profesionalidad de su hostelería. Vayas dónde vayas encontrarás una amplia y variada oferta para saciar los paladares más exquisitos. Y qué decir de sus increíbles hoteles y campos de golf, pensados para el deleite del turismo más exigente.
Arena increíblemente fina traída del mismísimo Sahara para dorar los 1300 metros de la playa de Las Teresitas. Un auténtico Caribe de aguas cristalinas y paisaje tinerfeño, que te dejará con la boca abierta. Además, en cualquiera de los restaurantes de alrededor se puede disfrutar de las bondades de la gastronomía local.
Disfrutar de una buena playa es aún mejor si la acompaña una deliciosa gastronomía. Aquí va una buena muestra de lo que encontrarás en la cultura culinaria tinerfeña:
Te estarás preguntando, ¿qué es un guachinche? Son los locales más auténticos de Tenerife, donde podrás catar las pequeñas producciones de vino de los agricultores autóctonos, mientras degustas platos típicos. Aunque la oferta es de mucha calidad, te dejamos algunos de nuestros preferidos: Bodega Zacatín, Casa Vidalina La Doña, El Calderito de La Abuela o El Guachinche Malpaís. Pero si realmente quieres un buen consejo, descubre tú mismo tus propios Guachinches. Disfruta de viajar a Tenerife y convertirlo en tu propia experiencia.