Llegar a Santiago de Compostela siempre es sinónimo de estar entrando en una de las ciudades más espectaculares de España y que, como no podía ser de otra manera, está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A Santiago de Compostela se puede llegar de diversas maneras pero quizás la más popular es la de hacerlo andando. El Camino de Santiago conecta la Catedral de la ciudad con innumerables puntos de la Península Ibérica y de Europa. El más conocido, el camino francés, hace su entrada a la ciudad por el Monte do Gozo, a escasos 5 kilómetros del centro.
Son sus dos monumentos más característicos. La Plaza del Obraidoro, a los pies de la Catedral de Santiago, alberga a los cientos de turistas que cada día entran en el templo o pasean por el centro de la ciudad. También, en otro de los laterales, el famoso Parador Hostal de los Reyes Católicos, en cuyas habitaciones se han hospedado personalidades tan importantes como los Reyes de España. En cuanto a la Catedral, el comienzo de su construcción se remonta al año 1075, aunque no estaría finalizada hasta 1211, cuando se produce la consagración de la Basílica. A pesar de que ha mantenido su aspecto medieval, ha ido cambiando a lo largo de los siglos, de tal manera que el monumento que vemos hoy en día ha cambiado hasta el punto de que durante el Neoclasicismo se realiza la nueva fachada de la Azabachería. Dentro de la Catedral, una planta en cruz latina con tres naves capaces de albergar a más de 1000 feligreses que los días de Botafumeiro se dan cita en el templo. Su visita es encarecidamente recomendable y, si te animas, has de abrazar al Apóstol Santiago por la espalda para cumplir con la tradición.
Pero Santiago de Compostela no es únicamente su Catedral, la plaza del Obraido, el Parador y su casco histórico. Es mucho más. Muestra de ello es el Monasterio San Martiño Pinario, situado en la Plaza de la Inmaculada, fundado por un grupo de benedictinos poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol. Su tamaño es únicamente comparable al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, aunque dejó de ser un monasterio a mediados del S.XIX para dar paso a nuevos usos. Actualmente es Seminario Mayor y aloja la Escuela de Trabajo Social. Además, es residencia universitaria durante el curso y hostal en verano.
El Colegio de Fonseca es quizás uno de los lugares menos conocidos de Santiago de cara al turista general y, sin embargo, uno de los lugares más bonitos de la ciudad. Este Colegio comenzó a funcionar en 1544 para albergar la Universidad compostelana, y actualmente su uso está enfocado a la Biblioteca Xeral de Universidade. Recomendable 100% un paseo por su patio interior para disfrutar de la calma que se respira en este lugar.
El Mercado de Abastos, situado en la Travesía de Altamira, es una de esas visitas obligadas que tienes que hacer si te vas a quedar varios días en la ciudad y quieres cocinar. En el interior de este edificio de mitad del S.XX pero cuya historia se remonta a tres siglos atrás con el antiguo Mercado de la Ciudad, puedes encontrar los mejores productos frescos como mariscos recién traídos del mar o frutas y verduras recién cortadas de las siempre fructíferas huertas gallegas.
Como no todo iban a ser monumentos, Santiago de Compostela también cuenta con una excelsa lista de parques en las que descansar. El más famoso, no obstante, es el Parque de la Alameda, una gran extensión de jardines y paseos con unas vistas increíbles del caso histórico de la ciudad. Los terrenos fueron donados a la ciudad por parte del conde de Altamira y en sus zonas se celebran, a lo largo del año, numerosas actividades de ocio.