Hoy en día se han puesto de moda los hotelesspa y ya parecen términos casi inseparables. Sin embargo, hasta hace relativamente pocos años, el concepto spa no existía en España y, de hecho, no está claro el origen de la palabra: ¿La ciudad belga donde se supone que empezaron? ¿El acrónimo de la expresión latina Salus per acquam?
Antes, como mucho, hablábamos de balnearios, que, aunque en principio podrían parecer lo mismo, mantienen una diferencia fundamental: utilizan aguas termales, mineralizadas, y se asocian a procesos terapéuticos, mientras que el spa usa agua normal, dulce o salada, y presenta una faceta más bien lúdica. Para recuperar energías y recargarse mentalmente pero sin las connotaciones médicas que implica un balneario.
Pero el elemento común es el agua como forma de mejorar la calidad de vida. No en vano los nombres de los spas suelen llevar emparejadas otras palabras como la griega thalassa (el mar en griego clásico) o la inglesa wellness (sentirse bien). Y dado que nuestra cultura es precisamente grecolatina, todos sabemos hasta cuándo podemos remotarnos para ver ejemplos. Ahí están las famosas termas romanas que, en cierta manera podían considerarse como spa, ya que la forma de disfrutarlas era ir cambiando de un baño caliente a uno frío, otro templado y otro de vapor. Y los usuarios acostumbraban a aprovechar el tiempo para recibir masajes, practicar gimnasia o incluso acordar negocios.
Ése es el espíritu del spa: aprovechar los diferentes tratamientos hídricos, si bien los clientes suelen optar por la evasión de la vida cotidiana, la búsqueda de la relajación y olvidarse de los negocios o la rutina diaria. Por eso al agua se le suman otras posibilidades, como diferentes tipos de masajes, terapias y tratamientos de belleza. Y, sí, algunos también incluyen la práctica deportiva.
La lista de tratamientos es tan grande como equipado esté el circuito del spa: columnas de hidromasaje, jacuzzi, baño turco, sauna, piscina, pediluvio, duchas frías, entre otros. Todo ello ambientado con la llamada cromoterapia (iluminación especial) y combinado con la práctica previa de fitness (la bici estática es lo más extendido). Además, puede haber baños de lodo, peeling facial o corporal, envoltura de algas y todas las terapias tan en boga actualmente, algunas tan curiosas como la aromaterapia, la vinoterapia o la chocoterapia.
Los spas se asocian frecuentemente a hoteles de alto nivel, si es que éstos no los incorporan directamente a sus instalaciones. Y es un servicio que se ha universalizado, pudiéndose encontrar en cualquier rincón turístico del mundo.
Así, es fácil acceder a un hotel dotado de este servicio en España, como ocurre con el Be Live Mangalan Hotel & Spa de La Manga del Mar Menor (Murcia), pero tampoco no ha de extrañar que si viajas por la costa norte de Marruecos, en la localidad de Saidia, a pocos kilometros al este de Melilla, te puedas alojar en las fantásticas instalaciones del Be Live Grand Saidia y disfrutar de sus bañeras de hidromasaje o la sauna.
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