En ocasiones, las escalas entre vuelos, las horas de salida de estos e incluso un inoportuno retraso o cancelación nos obliga a invertir más horas de las deseadas en la terminal. En el peor de los casos podemos vernos obligados a pasar la noche en el aeropuerto; una experiencia que a buen seguro muchos de nosotros hemos tenido que vivir alguna vez, y si no, tiempo al tiempo.
Ya ha quedado demostrado que a día de hoy los mejores aeropuertos del mundo están en Asia, pero nos encontremos en el continente que sea, hay aeropuertos más adecuados pasar largas horas en ellos que otros, en los que la experiencia de pasar la noche puede convertirse incluso en una auténtica pesadilla..
Para conocer de antemano las condiciones y servicios que nos vamos a encontrar tenemos Sleeping in Airports una web creada por los propios usuarios que brinda toda la información necesaria sobre las facilidades y servicios de los aeropuertos, así como útiles consejos para que nuestra noche en ellos transcurra de la mejor manera posible.
De este modo, gracias a las opiniones vertidas por los usuarios de Sleeping in Airports podemos saber que los mejores aeropuertos para pasar la noche son los de Singapur, Hong Kong, Seúl Incheón y Kuala Lumpur, todos ellos con WiFi, comida las 24 horas del día y en algunos casos incluso servicios de spa, masaje, cines o piscina. En quinto lugar estaría el aeropuerto de Amsterdam;seguido por los de Munich y Vancouver, rompiendo así la hegemonía asiática.
Por su parte, los peores aeropuertos para dormir, son los de Manila (concretamente la Terminal 1), París Beauvais y Reykjavik Keflavik, que los usuarios han llegado a calificar de sucios, inseguros y sin ningún tipo de facilidad para pasar la noche, llegando a estar prohibido en algunos de ellos.
Algunos de los consejos que podemos encontrar en la web para hacer de nuestra noche en el aeropuerto una experiencia lo más placentera posible son llevar una esterilla o saco de dormir, además de un buen surtido de revistas y libros; situarse en una zona provista de cámaras de seguridad, y lo más importante: tener siempre un Plan B, por si se diese el caso de dar con algún empleado que nos obligase a abandonar el aeropuerto.