Palmanova: Esta ciudad italiana fue fundada en 1593 como bastión de la República de Venecia. Y lo más curioso es su estructura geométrica. Si se observa desde arriba parece un copo de nieve en pleno valle. Toda la ciudad es patrimonio de la UNESCO. Además produce Chardonnay y en todos los locales donde encontréis una rama o una hoja, significa que sirven comida regional. La ciudad, se encuentra entre Venecia y Trieste, por lo que si hacéis un viaje por Italia, no dudéis en visitarla.
Rothenburg ob der Tauber: Se trata de una ciudad alemana pequeña pero con muchos rincones que enamoran., de ahí que sea, uno de los destinos más románticos de todo el país. Su parte amurallada, las torres empinadas y gruesos muros, iglesias y magníficos edificios recuerdan la época de esplendor que experimentó esta "Ciudad Libre del Reino Alemán".
[caption id="attachment_27706" align="alignright" width="325"]Brujas: No es ningún descubrimiento ya que se trata de la ciudad más visitada de Bélgica. Pero no por ello, podemos dejarla de lado en nuestra clasificación. Desde el año 2000 la ciudad vieja es Patrimonio Mundial de la Humanidad. Sus cuidadas casas, su herencia cultural, sus canales hacen que siga sorprendiendo a todo el que la visite.
Bath: Otra ciudad declarada patrimonio de la Humanidad. Cuenta con verdaderos tesoros arquitectónicos e históricos de Europa, como las Termas Romanas y la Sala de Bombas, la Abadía del siglo XV y el Royal Crescent. Es una ciudad de estudiantes por lo que siempre encontraéis buen ambiente. Es una ciudad que además de bonita es accesible y se puede recorrer andando perfectamente. Os encantarán sus tiendas, sus museos y su gente.
Salzburgo: La ciudad de la música, la ciudad de Mozart, la ciudad de la sal... tiene tantos calificativos que no es de extrañar que la ciudad entera sea todo un monumento. Sus palacios imperiales, sus castillos medievales, sus iglesias de estilo gótico y barroco, sus museos... y además se encuentra en un entorno natural único. Todo un privilegio poder visitar esta ciudad que conserva ese ambiente de cuento.
Sintra: A media hora de la capital portuguesa se encuentra esta maravillosa ciudad. Su símbolo; el Gran Palacio Nacional es tan sólo una muestra de su belleza. La ciudad vieja se conforma con un entramado de callejuelas empinadas, y rodeadas de casas que muchas de ellas tuvieron que ser reconstruidas por un terremoto que asoló la ciudad en 1755. En las afueras de la ciudad, es imprescindible la visita a El Palacio da Pena, con una belleza que cuesta creer que exista un lugar así. Y además, perdáis la ocasión de conocer las ruinas del Castillo de los Moros.
Avignon: En pleno corazón de la Costa Azul, en la región de Provenza destaca esta ciudad de la que se quedó prendado el propio Picasso. Su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad y en él podréis ver el Palacio de los Papas, el puente que cruza el Río Ródano, su murallas, decenas de iglesias que merece la pena conocer.
Bergen, Noruega: Su situación es insuperable. Una ciudad que está rodeada de montañas y escoltada por dos fiordos: Hardangerfjord y Sognefjord. Su muelle Hanseático nos relata los tiempos en los que la ciudad vivía solo de la pesca, pero que en la actualidad ha combinado la naturaleza, con la cultura y una intensa vida urbana. Es pequeña, acogedora y se puede recorrer a pie. Disfrutad de su mercado, de sus museos y de sus parajes naturales.
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