Desde el sofá y como espectadores, nos queremos ir a vivir a cada uno de los países en los que hacéis un programa ¿Se produce la misma sensación estando tras la cámara?
¡jajaja! Sí, yo creo que los reporteros también contagiamos esa sensación a través de la pantalla. El entusiasmo que le ponemos al programa se nota y no es una pose. Es la verdad. Los madrileños nos reciben con mucho cariño y si además el país en cuestión es alucinante, pues imagínate... ¡te apetece quedarte para siempre! A mí eso me pasó en Canadá. Son de esos sitios a los que llegas y al segundo día piensas ¡yo aquí podría vivir perfectamente! Pero insisto, parte de culpa la tienen los madrileños, que son tan encantadores y nos tratan tan bien que apetece quedarse. Los reporteros les debemos todo a ellos.
Ser parte del equipo de un programa como Madrileños por el mundo es la envidia de media España, hay quien se olvida de que vais a trabajar… ¿Está demasiado mitificado?
[caption id="attachment_32317" align="alignright" width="302"]Exacto. Trabajar en este programa es un lujo. Al menos para mí, que me encanta viajar, claro.
Pero también tiene parte negativa. Yo en los programas también sufro, me pongo nervioso. Quiero que todo salga perfecto. En unos días me voy a Zambia y Zimbabwe a grabar un MXM y estos día ya ando como una moto. Son muchas cosas las que tienen que salir bien: es importante que no llueva, que al madrileño no le surja ningún imprevisto... que no haya retrasos o cancelaciones en los vuelos... Además trabajamos mucha horas, grabamos el día entero y cuando llegamos al hotel estamos rendidos. Pero nos gusta tanto lo que hacemos que compensa. Ser reportero de un programa como éste es un caramelo pero como todo... perfecto no es.
Cuál ha sido la historia personal que más te ha marcado en las grabaciones de un programa viajero?
No sé... son cientos los madrileños a los que he entrevistado. Las historias que más me suelen marcar son las de personas que llevan 50 años fuera de Madrid. Siempre me da mucha pena. ¡A muchos de ellos se les olvida el idioma! Les cuesta hablar español. Como Pura, una señora entrañable de 80 años que llevaba 60 viviendo en Davao (Filipinas). Con sólo 18 años, un día paseando por la Gran Vía se enamora de un filipino y a los pocos días se fue con él a Filipinas y hasta hoy. Eso me da pena, dice que los primeros día lloró mucho. O Consuelo, una madrileña de Tetuán que lleva 52 años viviendo en Alabama (Estados Unidos), una historia similar, se enamoró de un americano y se fue.
[caption id="attachment_32324" align="aligncenter" width="512"]Otra historia curiosa es la de Laura, una chica de Carabanchel que me encontré en la Guayana Francesa, en medio de la selva del Amazonas sin luz ni agua ni nada... una aventurera... Con dos niños y su marido francés. ¡Otra que se fue por amor! Hay muchas historias curiosas como la de Arsenio que se casó con una japonesa que conoció en Madrid y se fue a vivir allí. Ellos vivieron la catástrofe de Fukushima. ¡¡A sus suegros el tsunami les llevó la casa!! Un tío de su mujer falleció.
No sé... hay tantas historias... podría estar aquí escribiendo hasta mañana... jajaja.
Cuando tienes vacaciones ¿Te quedan ganas de viajar? ¿Qué destinos sueles elegir?
Claro que sí, me encanta. Suelo ir a mucho a Centroamérica o a veces hago viajes con mis amigos a Budapest, China, Moscú... Pero el mejor viaje en vacaciones es a un paraíso cercano, suelo aprovechar para ir a Asturias, mi tierra. Me encanta. Echo mucho de menos a mi familia, mis amigos... A mi madre eso de que viaje tanto no le entusiasma, siempre está preocupada.
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